El tango, un ejemplo del orden entre hombre y mujer
Cuando trabajo con parejas y trato a explicar los
Órdenes del Amor entre hombre y mujer me refiero al Tango para explicar que
quiere decir: " La mujer debe seguir al hombre y el hombre debe servir a
la mujer". Tango es más que un baile. Tango es un ejemplo vivencial de la
vida entre hombre y mujer. “Pongamos por ejemplo a un hombre y a una mujer. El
uno se encuentra en un lado del río, la otra en el otro. Los dos tienen sus
puntos de vista, cada uno en una orilla distinta. Ahora bien, no les sirve de
nada ir pregonando sus puntos de vista. El río todo el tiempo va pasando
delante de ellos. Para saber realmente lo que es el orden, ambos tienen que
abandonar sus posiciones, bajar al río y meterse en el remolino. Entonces se
darán cuenta de lo que es la vida y cual es el orden que para ellos resulta.”
El hombre busca una mujer con la cual quiere bailar y
la mujer busca un hombre con quien quiere bailar. Se buscan con los ojos y si
ambos están de acuerdo, se encuentran en la pista de baile.
El abrazo: El hombre y la mujer se encuentran, el hombre extiende
su mano, la mujer coloca la suya en la mano de él. El hombre rodea con el otro
brazo el cuerpo de la mujer. La mujer apoya relajadamente su brazo sobre el
hombro de él o rodea su cuello. A modo de saludo sintonizan sus movimientos,
girando con sus cuerpos en un semicírculo o también realizando un balanceo,
pasando el peso del cuerpo de una pierna a otra.
Hay dos
formas de bailar: una es abierta y amplia y la otra es cerrada y estrecha. En
la Argentina, las personas se saludan con un beso en la mejilla. La cercanía de
cara y tronco está permitida. El contacto con las partes inferiores del cuerpo
no - ése es íntimo. Por eso la postura en el baile estrecho es de forma
trapezoide, abierta hacia abajo. En este caso el centro del equilibrio está en
medio de los dos cuerpos - en el espacio libre.
En la forma
abierta los troncos están enfrentados. Con los brazos forman un círculo, un
embudo de energía. El hombre da el impulso desde el pecho y los brazos y a
través del pecho y de los brazos, la mujer recibe ese impulso. Ambos cuerpos
forman un círculo, que se transforma en círculo energético. El brazo debe ser
firme, pero no rígido. Cada uno debe estar centrado en su propio eje. Ellos
quieren acercarse, pero se dejan frenar por el círculo energético.
Al hombre le
atrae la mujer porque nota que como hombre le falta la mujer. Y la mujer se
siente atraída por el hombre porque nota que como mujer le falta el hombre. A
ambos les falta aquello que el otro tiene, y cada uno puede dar aquello que el
otro necesita. Para que una relación de pareja se logre, el hombre tiene que
ser hombre, y seguir siéndolo, y la mujer tiene que ser mujer, y seguir siéndolo.
Si el hombre
desarrollo el femenino en sí mismo, ya no necesita la mujer, y sí la mujer
desarrolla lo masculino en sí misma, ya no necesita al hombre.
Con la
decisión de bailar juntos, el hombre asume el rol masculino - la dirección, es
hombre y sigue siendo el que dirige. Con la decisión de bailar juntos la mujer
asume el rol femenino - la entrega y sigue siendo mujer, sigue entregada.
El hombre
dirige: él da orientación y sostén y provee seguridad, para que ella se sienta
protegida. Así pueda desplegarse pueda realizar los firuletes y disfrutar del
baile. Él la dirige en movimientos y... la frena. Él prepara sorpresas, para
evitar la rutina.
La mujer se
deja guiar, solo reacciona frente a sus impulsos y con eso le proporciona la
importancia, que le hace falta para poder dirigir. Ella permanece en la
entrega, espera en él y le da sentido a su dirección. En algunos momentos ella
sostiene la estabilidad, para que él pueda entregarse por instantes e inventar
nuevos juegos.
Hacen falta ensayos - no sale enseguida,
porque no está claro, cuánto de cada ingrediente hace falta. Entregarse no
significa dejarse caer. Y dirigir no significa imponerse a la fuerza. Juntos
crean un baile, un movimiento en el espacio, que es único para cada pareja.
Ambos aportan lo suyo y en eso son iguales.
La relación de pareja se fundamenta
en la necesidad mutua y en la renuncia al otro sexo. El hombre tiene que
renunciar a adquirir lo femenino como algo propio y a tenerlo como si él mismo
pudiera hacerse o ser una mujer. La mujer tiene que renunciar a adquirir lo
masculino como algo propio y a tenerlo como si ella misma pudiera hacerse o ser
un hombre, y todo esto también en el pleno sentido físico.
Dar y tomar :
En el abrazo
se da un intercambio entre dar y tomar. Ambos dan y ambos toman. Y tanto el dar
como el tomar son hechos activos. Uno toma activamente el impulso y lo
convierte en movimiento y a través de ese movimiento se inicia un nuevo
impulso, que a su vez provoca otro movimiento. Así se genera el movimiento en
el espacio compartido.
Además es
propio del orden entre el hombre y la mujer que el hombre quiera a la mujer por
mujer, y la mujer quiera al hombre por hombre. Asimismo es importante que entre
ellos dos de realice un intercambio en el que ambos den y tomen en la misma
medida. Para llegar a un intercambio, ambos tienen que dar lo que tienen y
tomar lo que les falta.
La mujer
toma algo del hombre que ella no tiene y lo utiliza en su manera. Esto
fortaleza su feminidad. El hombre toma algo de la mujer, que el no tiene y lo
utiliza en su manera y esto fortaleza su masculinidad. Ambos sacan provecho a
través del otro.
Bailar es dialogar: El movimiento es un diálogo. El hombre da un impulso,
él dice algo a través de su cuerpo y de este modo revela algo de sí mismo.
Muestra algo de su idiosincrasia, de su emoción, del misterio de ser hombre. La
mujer recibe ese impulso y con ello también expresa algo. Revela algo de sí
mismo, muestra una emoción y algo de su misterio de ser mujer.
“El hombre
se experimenta como incompleto ante la mujer y, dado que como hombre le falta
la mujer, ésta le atrae. La mujer a su vez, se experimenta como incompleta ante
el hombre y, dado que como mujer le falta el hombre, éste la atrae. Dado que
cada uno le falta el otro, se desarrolla una atracción mutua. Este hecho
significa un gran impulso de energía para ambos.
El hombre
tiene que estudiar a la mujer y sus movimientos. ¿Dónde apoya ella su peso,
cómo y en qué movimiento puedo dirigirla? No puedo llevarla hacia la izquierda,
si ella tiene su peso apoyado en el lado izquierdo. No se puede avanzar, si
ella tiene su peso adelante. Ambos deben estar seguros de haber comprendido las
señales que se han dado. Recién entonces se pueden involucrar el uno con el
otro. Si ella no entendió, él le debe dar una nueva señal. Y ella tiene toda
libertad de responder a esa señal o no. Si ella no quiere responder, no lo hace
y él acepta. Él no la obliga ni ella a él.
Si él
quisiera avanzar sin tenerla en cuenta o si ella se resistiera, ambos pierden
el fluir del movimiento. Así se produciría una lucha por el poder. Lo que si pueden hacer los dos: seducir al
otro. El hombre la mujer para que le siga, y la mujer al hombre para que le
sirva.
Bien, el
hombre da una señal y ella responde. Al responder ella le da otra señal y él
responde.
Es como en la vida real. Cuando yo
escucho al otro, continúa el diálogo. Si no, no puedo ponerme en contacto con
el otro. Entonces hablo cualquier cosa, y por lo general pasa de largo. Y de
esa manera nada se puede desarrollar entre ambos. Así uno responde solamente a
las propias propuestas y no a las de nuestro interlocutor. Pero en muchos
matrimonios también se presentan situaciones, donde un miembro de la pareja
hace algo, que hiere al otro. Aquí también el que fue herido también siente la
necesidad de compensar. Tiene la necesidad de vengarse.
Así que le
devuelve algo malo a su pareja, pero esto lleva a un intenso intercambio de
maldades. Pero existe una regla muy simple para salir de este círculo
diabólico:
Así como en
el intercambio de bondades por amor, uno le da al otro algo más de lo bueno,
así en el intercambio de maldades uno le devuelve al otro un poco menos de lo
malo. Así el intercambio de bondades se puede reiniciar.
El hombre
coloca su pierna como una zancada, pero ella no tropieza, porque con un
impulso, él la vuelve amablemente a la corriente del movimiento. La mujer
aprovecha una parada para pulir su zapato en el pantalón de él. ( paradas)
El hombre la
guía en una dirección y de pronto la frena. La pierna libre de la mujer, que
estaba lista para el próximo paso, dibuja un ocho en el aire, (boleo). Con el
próximo movimiento él lleva su pierna contra el muslo de ella. En el baile, esa
pierna no tiene nada que hacer en ese lugar. La trasgresión, el pasarse de los
límites, pide una compensación. En la próxima oportunidad ella trata de
golpearle con la pierna - pero sin llegar a tocarlo. Ella no quiere golpearlo.
Él solamente siente el ímpetu de la pierna que golpea en el aire (ganchos). De esta manera los miembros de la pareja se
devuelven un poco menos de "lo malo" y el dar y tomar de cosas buenas
puede recomenzar.
Lo Femenino
y lo Masculino: La mujer
renuncia a lo masculino en ella y permanece en su rol auténticamente femenino.
El hombre renuncia a lo femenino en él y permanece en su rol auténticamente
masculino.
Para ser
hombre, el hombre tiene que renunciar a ser mujer él mismo y permitir que una
mujer le dé lo femenino como obsequio, y viceversa. Ambos tienen que aceptar
sus limitaciones para así capacitarse para una relación, ya que, de esta
manera, ambos se necesitan y tienen la posibilidad de complementarse.
La mujer sigue al hombre en su
círculo de energía, en su movimiento y él permite que se despliegue, porque el
hombre tiene la misión de mostrar la belleza de la mujer. Cuando lo masculino
puede quedarse claramente con el hombre y lo femenino con la mujer, la belleza
se puede desplegar.
En el
movimiento se ve: él acompaña a ella con su cuerpo, porque ella lo necesita
para encontrar su flexibilidad. Ella reacciona ante esta energía masculina, la
asimila y da al hombre algo en devolución, que le proporciona fuerza para
dirigir. De esta manera ambos se complementan. El hombre le da a la mujer su
masculinidad y la mujer le da al hombre su feminidad. En la confluencia de
estas dos energías se unen lo MASCULINO y lo FEMENINO. Se genera un movimiento:
Vida y ... Tango.
“La relación
entre el hombre y la mujer es lograda, si la mujer sigue al hombre. Es decir,
le sigue a su familia, a su ciudad, a su círculo, a su idioma, a su cultura, y
está de acuerdo con que también los hijos le sigan. Pero también aquí hay una
compensación, un contrapeso. De complemento, el orden del amor entre el hombre
y la mujer exige: el hombre tiene que servir a la mujer..”
Lo que
significa esto en el Tango, se lo dejo a su propia percepción, mientras
observan parejas bailando el Tango argentino.
Tiiu Bolzmann Junio 2001
Yo lo practico.......