YOGA* PASIÓN POR VIVIR

EL ESPEJO INTERIOR

lunes, 18 de marzo de 2013

¿El final de la búsqueda?

Cuando uno inicia una búsqueda espiritual suele hacerlo desde la premisa de que puede alcanzar un objetivo mayor en el futuro, para ello se esfuerza enormemente tratando de parecer mas santo, mas pacifico, mas inteligente, mas puro, mas espiritual... es un trabajo muy duro. Sin embargo, es solo un juego egocéntrico mas. Una forma de desenvolverse en el mundo de la espiritualidad similar a la de quien trata de estar en forma, quien persigue un premio de belleza o a quien busca una buena inversión. Toda búsqueda esta dirigida por el ego que es quien se esfuerza por ser mejor y finalmente obtener un premio en el futuro: la iluminación.
Después de un tiempo esforzándote en esta dirección, no te queda mas remedio que reconocer que solo estabas alimentando a tu propio ego, independientemente de que fuera a través de la devoción, altruismo, la oración, la disciplina o la comprensión.
Creías que la iluminación era algo que podías alcanzar con mucho esfuerzo y que te haría especial, algo que te haría sobresalir de la multitud. Algo que te haría entrar en el club de los elegidos. Pero es justo lo contrario...
Muchos profesores espirituales siguen proponiendo la idea de un camino personal de purificación que puede llevar a un objetivo situado en un horizonte lejano. Este es un mensaje que puede atraer grandes audiencias. Pero cualquier buscador honesto debe reconocer, tarde o temprano, la futilidad de buscar la iluminación proyectada en el futuro. No hay que ir a ninguna otra parte ni convertirse en ninguna otra cosa. Cuando estamos interesados en un cambio de estado, cuando buscamos un estado de dicha, nos distraemos de lo que realmente somos.
Cuando la búsqueda espiritual deja de ser importante, es posible descansar en la inmediatez de lo que Es. Allí, tal vez, podamos reconocer que buscando lo extraordinario hemos pasado por alto la grandiosidad de la vida normal de cada día.
Lo primero en caer son los aspectos ritualistas, jerárquicos y dogmáticos de la religión formal. Pierden su importancia al quedar claro que son construcciones mentales. Y después también cae la magia de seguir una vía o de imitar a un líder espiritual... son una parte necesaria del proceso pero forman parte de las ambiciones espirituales.
No se trata de criticar a estas organizaciones o afirmar que sus seguidores están equivocados. Simplemente de constatar que cuando se dejan de lado todas las autoridades y tradiciones espirituales puedes simplemente ser, sin ningún plan, formula o respuesta y aparece lo que Es.
Cuando dejas de ponerte etiquetas a ti  mismo sobre quien eres o lo que necesitas para hacerte feliz, cuando los conceptos se deshacen, aparece el silencio. Lo unció que bloqueaba la conciencia de esa libertad era el apego a ciertos pensamientos sobre quien soy yo o sobre quien quiero ser. Esos pensamientos son los que impiden SER.
Cuando caes en la cuenta de ese pequeño detalle, regresas al juego de la vida dándote cuenta de que no había nada que buscar. ¿Para que buscar el infinito si estamos dentro de Él?
Menudo alivio!!

Una vida sin limites

Era un alivio cuando los niños se iban a la cama. Ahora ya no tenía que pensar en nadie. Podía ser ella misma, existir por si misma. Y de eso se sentía cada vez mas necesitada últimamente; de pensar, bueno ni siquiera de pensar, de estar callada, de estar sola. Todo su ser y su quehacer, expansivos, rutilantes, alborotadores, se desvanecían; y sentía, como una especie de solemnidad, como se iba reduciendo a si misma, a un núcleo de sombra que se insinuaba en forma de cuña, algo invisible para los demás. Aunque siguiera sentada haciendo punto, en la misma postura erguida, ahora era cuando empezaba a sentirse a así misma, y a todo su ser, habiéndose soltado de  sus ligaduras, era libre de emprender las mas insospechadas aventuras. Cuando la vida se sumerge durante un lapso de tiempo, el campo de la experiencia parece no tener límites. Y sospechaba que a todo el mundo le pasaría lo mismo que a ella, todos deberían haber probado alguna vez esa sensación de que nuestros recursos son ilimitados, haber sentido que nuestra apariencia, aquellos elementos por los cuales nos conoce, no son mas que puerilidades.
Debajo de ellos todo está oscuro, se extiende, es inexcrutablemente profundo, pero de vez en cuando nos elevamos a la superficie, y eso es lo que ven los demás. Su horizonte no parecía tener límites. Allí estaba la libertad, allí estaba la paz, allí estaba- y era lo que mas se agradecía de todo- una convocatoria conjunta, el descanso sobre una plataforma de estabilidad.
Al perder personalidad, pierde uno la inquietud, la prisa, la agitación, Haciendo un alto en su trabajo, miró hacia afuera en busca de aquel haz de luz que venía del faro, aquella tercera ráfaga larga y uniforme, su ráfaga.
" Es curioso- pensó- hasta que punto cuando uno se funde con las cosas, con los objetos inanimados - árboles, riachuelos, flores-, y se siente uno expresado por ellas, parece que llegan a convertirse en tu propio ser, notas que te conocen como si de alguna manera, fueran tu mismo, y sientes una ternura irracional hacia ellos ( miró la ráfaga de luz larga y uniforme) como hacia tu propia persona."

Virginia Woolf   "Al Faro"