YOGA* PASIÓN POR VIVIR

EL ESPEJO INTERIOR

lunes, 18 de marzo de 2013

Una vida sin limites

Era un alivio cuando los niños se iban a la cama. Ahora ya no tenía que pensar en nadie. Podía ser ella misma, existir por si misma. Y de eso se sentía cada vez mas necesitada últimamente; de pensar, bueno ni siquiera de pensar, de estar callada, de estar sola. Todo su ser y su quehacer, expansivos, rutilantes, alborotadores, se desvanecían; y sentía, como una especie de solemnidad, como se iba reduciendo a si misma, a un núcleo de sombra que se insinuaba en forma de cuña, algo invisible para los demás. Aunque siguiera sentada haciendo punto, en la misma postura erguida, ahora era cuando empezaba a sentirse a así misma, y a todo su ser, habiéndose soltado de  sus ligaduras, era libre de emprender las mas insospechadas aventuras. Cuando la vida se sumerge durante un lapso de tiempo, el campo de la experiencia parece no tener límites. Y sospechaba que a todo el mundo le pasaría lo mismo que a ella, todos deberían haber probado alguna vez esa sensación de que nuestros recursos son ilimitados, haber sentido que nuestra apariencia, aquellos elementos por los cuales nos conoce, no son mas que puerilidades.
Debajo de ellos todo está oscuro, se extiende, es inexcrutablemente profundo, pero de vez en cuando nos elevamos a la superficie, y eso es lo que ven los demás. Su horizonte no parecía tener límites. Allí estaba la libertad, allí estaba la paz, allí estaba- y era lo que mas se agradecía de todo- una convocatoria conjunta, el descanso sobre una plataforma de estabilidad.
Al perder personalidad, pierde uno la inquietud, la prisa, la agitación, Haciendo un alto en su trabajo, miró hacia afuera en busca de aquel haz de luz que venía del faro, aquella tercera ráfaga larga y uniforme, su ráfaga.
" Es curioso- pensó- hasta que punto cuando uno se funde con las cosas, con los objetos inanimados - árboles, riachuelos, flores-, y se siente uno expresado por ellas, parece que llegan a convertirse en tu propio ser, notas que te conocen como si de alguna manera, fueran tu mismo, y sientes una ternura irracional hacia ellos ( miró la ráfaga de luz larga y uniforme) como hacia tu propia persona."

Virginia Woolf   "Al Faro"  

No hay comentarios:

Publicar un comentario